Mientras la CONMEBOL está a la espera de una de lo que será el desenlace del drama entre Boca y River, el fútbol sudamericano no se frena. En el Maracaná y en condición de visitante, el equipo de Curitiba dejó en el camino al Flu y se metió en la cita decisiva del certamen continental por primera vez en su historia.

El trámite ya era complejo para el local, ya que el 2-0 sufrido en la ida y el mal momento en el Brasileirao que lo tiene peleando el descenso hacían difícil pensar en una remontada. Como si fuera poco a los cinco minutos de iniciado el partido apareció Nikao para poner el 1-0 para Paranaense en una estirada en el segundo palo que encontró distraída a la defensa del club carioca.

El 3-0 del global obligaba a los comandados por Oliveira Santos a convertir cuatro tantos para dar vuelta el asunto, algo que no solo estuvo lejos de la realidad, sino que con el poco volumen ofensivo que mostró el Tricolor terminó por ser una epopeya que nunca pudo carretear. Con el correr del reloj, el dominio estuvo del lado de la visita, que se dedicó a manejar los tiempos del encuentro.

Ya en el complemento, el asunto tuvo su sentencia con el 2-0 de Bruno Guimaraes. El resultado agregado fue una muestra clara de las diferencias entre ambos equipos en la llave, y el flamante finalista tiene motivos de sobra para ilusionarse. Será su primera final y llega con cuatro victorias consecutivas. Además, sin importar quién resulte ser su rival, definirá en su estadio.

Mañana se espera el segundo cupo de la final. Junior de Barranquilla e Independiente Santa Fe chocarán en el duelo de colombianos para saber el rival de los brasileños. Con la ventaja para el Tiburón, que ganó como visitante 2-0, el conjunto que tiene en sus filas a Teo Gutiérrez quiere conquistar la otra mitad de la gloria sudamericana.