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jueves 22 de noviembre de 2018

Similitudes y una oportunidad histórica

Boca se prepara para la vuelta de la final de la Copa Libertadores. Un repaso sobre cómo le fue definiendo como visitante en esta instancia, y lo que significaría el séptimo título.
Ante Palmeiras en el 2000, Boca empató la ida y se coronó en la vuelta. Fuente: Diario Popular

La final de Copa Libertadores número 11 de la historia de Boca probablemente sea considerada la más importante de todas, por enfrentarse por primera vez a River, el clásico rival. De las 10 anteriores, al Xeneize ya le tocó jugar la vuelta como visitante.


Boca tuvo su primera consagración en esta copa en 1977 jugando la vuelta como visitante en cancha de Cruzeiro, aunque el global empatado forzó un desempate en Uruguay en el que el conjunto argentino festejó recién en los penales. En el 2000 y bajo la conducción de Carlos Bianchi, llegó la 3° Libertadores con una curiosidad: la ida en la Bombonera, como pasó este año, salió 2-2. Tras igualar 0-0 en Brasil, los penales le sonrieron al Xeneize ante Palmeiras.


Sin contar la edición de este año, las últimas tres finales de Boca fueron con la ida en la Bombonera y la vuelta en condición de visitante. En el 2003, el Santos se vio superado 3-1, con un gol de Carlos Tévez en ese partido, y vio como levantaban la copa en Brasil. Y después de caer por penales ante Once Caldas en Colombia, en el 2007 Boca volvió a coronarse en suelo brasileño ante Gremio.


En total, ganó 4 de las 5 finales que definió fuera de casa. Es un promedio muy alto, ya que en el historial completo de la Copa Libertadores el que hace de local la mayoría de las veces termina festejando ante su gente.



Martín Palermo festejando un gol al Real Madrid en el 2000. ¿Se repetirá este duelo?


La oportunidad para Boca está latente. Con una formación que de a poco se va definiendo, seguramente sin Cristian Pavón y con muchas chances de que Esteban Andrada y Leonardo Jara le ganen el lugar a Agustín Rossi y Julio Buffarini, resta definirse quién jugará reemplazando al extremo mejor valorado por Guillermo Barros Schelotto.


La séptima Copa Libertadores es la obsesión de Boca desde que obtuvo la sexta hace once años. Significaría alcanzar a Independiente, el equipo que más veces la ganó, y sería volver a sentirse superior a River como pasó en el 2000 y en el 2004.


Se pone mucho en juego. La consagración de Carlos Tévez, quien fue critiado en su última etapa en Boca; la de Guillermo Barros Schelotto, que sumaría su 5° Libertadores pero ahora demostrando su valía como técnico; y hasta la gestión de Daniel Angelici, quién varias veces aseguró que esta copa es su deuda pendiente. Ni hablar para la gente, que sueña e implora ganarle a River en esta final. El sábado, se jugará mucho más que un partido de fútbol más.