Sin los fantasmas que atacaron a Vélez y a Banfield, recientes eliminados de la competición más federal del fútbol argentino, el Rojo no encontró oposición y se metió en la siguiente ronda, en la que se medirá con el ganador del duelo entre San Martín de San Juan y Brown de Adrogué.
Apenas un poco más de quince minutos le bastaron a los de Avellaneda para liquidar un cruce que en la previa, y con los antecedentes recientes de equipos de Primera División que se vieron derrotados frente a elencos del Ascenso, se planteaba como un hueso duro de roer. Un funcionamiento aceitado, que tuvo en el sector izquierdo del ataque, los de Ariel Holan empezaron a construir una goleada que derrumbo las intenciones del Cacique.
El reloj marcaba siete minutos, y Sánchez Miño escapó de su marca y lanzó el centro de la muerte al corazón de área rival para el ingreso de Martín Benítez. El delantero no dudó a la hora de definir y rompió el cero con un ajustado remate que descolocó al arquero de Central Ballerster.
Con la ventaja en el bolsillo, aliviado y suelto, Independiente no levantó el pie de acelerador y se topó con la segunda conquista de la noche formoseña. Esta vez, fue Fernando Gaibor el encargado de ampliar la diferencia. El ecuatoriano capturó un rebote después de un remate de Maxi Meza y puso el 2-0 para los de Avellaneda.
Antes del primer cuarto de hora, el Rojo sentenció las acciones gracias al tanto de Silvio Romero. Los de Holan siguieron perforando por la izquierda, y el atacante se anticipó con astucia para destrozar el pobre planteo defensivo que propuso el conjunto de José León Suárez. El 3-0 hizo que el campeón de la Copa Sudamericana dosificara la intensidad ofensiva.
Sobrado y dominando desde la tenencia de la pelota y la profundidad, el Rey de Copas retomó su faena en el complemento. En la primera jugada del segundo tiempo, Meza puso el 4-0 de penal, mientras que el quinteto de festejos lo selló Benítez, que más tarde se dio el lujo de convertir un hat-trick a los 63 minutos para estirar la diferencia a la media docena de goles.
No hubo equivalencias entre dos realidades totalmente diferentes. Mientras que Independiente tiene en mente la definición de la Suruga Bank, copa que disputará en Japón frente a Cerezo Osaka, los de la Primera D se quedaron con las manos vacías en lo que habían definido como "el partido de su historia". Para no ser menos, Romero y Benavídez sellaron el abultado marcador.
De esta manera y con el objetivo de superar los octavos de final, fase que nunca pudo superar, Independiente se metió en los 16 avos de final, instancia en la que se medirá el próximo jueves contra el vencedor de la llave que componen San Martín de San Juan y Brown de Adrogué.