La alemana se impuso con autoridad y sin pasar sobresaltos consiguió el objetivo. Con la regularidad que la caracterizó a lo largo de todo el torneo (solamente cedió un set, ante la estadounidense Claire Liu, en segunda ronda) doblegó a Williams, que estuvo muy por debajo de su nivel habitual.
La primera manga estuvo repleta de quiebres, ya que Kerber arrancó el partido rompiendo el servicio de la norteamericana y con un 2-0 a su favor. No obstante, la campeona en Wimbledon en siete oportunidades logró revertir la situación y ponerse 2-2. Sin embargo, la jugadora europea demostraría que estaba en un buen día, ya que supo sobreponerse al traspié y volvió a aprovechar un punto de break, para así ponerse en ventaja y encaminarse al 6-3 final del set.
El segundo juego comenzó con una tónica similar al primero, con Kerber mostrando una mayor solidez a la de su rival, que cometió 24 errores no forzados a lo largo del encuentro contra solamente cinco de la alemana, que además ejecutó 11 tiros ganadores. Finalmente, un quiebre le alcanzó a Angelique para ganar 6-3 el segundo juego y obtener su tercer título en un Grand Slam, luego de haberse coronado en Australia y en el US Open, ambos en el 2016,mismo año en el cual Serena la había vencido en la final de este mismo certamen.
Pese a la derrota, para Williams fue una hazaña acceder a una nueva final en All England, luego de su retorno al circuito después de haber sido madre en septiembre. El objetivo de llegar a su título número 24 de Grand Slam y alcanzar a Margaret Court como máxima ganadora de torneos grandes, deberá esperar. Kerber, por su parte, se consagró en un campeonato que no ganaba una jugadora alemana desde 1996, cuando lo consiguió Steffi Graf, y se metió en la historia del deporte.