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martes 10 de julio de 2018

Se quedaron en estrategias

Francia y Bélgica se enfrentaron por la primera semifinal de la Copa del Mundo en un partido que fue más intenciones que juego.

El Mundial de Rusia 2018 no tuvo un desarrollo predecible, todo lo contrario, estuvo lleno de sorpresas. Sin embargo entró a la instancia de semifinales y el duelo entre Francia y Bélgica permitía ilusionarse, pero el resultado final ¿fue realmente el esperado?


El encuentro comenzaba con un gran ambiente ya desde el historial, ya que ambas selecciones se habían enfrentado 74 veces con 24 victorias por el lado francés y 30 por el lado belga, además ambas selecciones ya habían estado históricamente en esta fase y hasta cuentan con jugadores muy talentosos en todas sus líneas pese a su corta edad. Esta sensación creció aún más tras unos buenos primeros segundos de "Les Blues" y luego con unos cuantos minutos con "Los Diablos Rojos".


Era muy interesante ver como el dominio belga se debía a otro cambio de esquema y nombres de su técnico Roberto Martínez, el cual estaba pensado para este rival que continuaba fiel a su estilo, tanto en nombres como formación. La estrategia planteada por el entrenador español era sumamente arriesgada, ya que esta se basaba en poner a dos de sus tres volantes centrales como marcas fijas a Paul Pogba y a Antoine Griezmann y que solo el otro ayude a Kevin De Bruyne a habilitar a los tres hombres de arriba, ya que a diferencia de en otros partidos, en este puso carrileros plenamente ofensivos dejando solo a los tres centrales en la retaguardia. 



Si bien en un principio esta estrategia lo ayudó a acorralar al combinado comandado por Didier Deschamps, poco a poco a medida que pasaban los minutos los jugadores franceses comenzaron a notar que en la contra Olivier Giroud y Kylian Mbappe quedaban mano a mano con los tres centrales belgas y además que por las bandas el único que colaboraba un poco era Nacer Chadli, por lo que sobretodo por el lado por el cual se encontraba Benjamin Pavard podía explotarse la banda, algo que aprovecharían solo durante el final del primer tiempo y el comienzo del segundo (hasta el gol de Samuel Umtiti).


Tras el 1-0 Bélgica cayó mucho en el juego y Francia se tiró atrás para ensayar contras muy poco efectivas. Con estas condiciones el partido decayó muchísimo y tras la salida de Marouane Fellaini y su constante amenaza aérea comenzó a parecer sentenciado el partido, que solo parecía poder ser salvado por una de las estrellas de alguna de las dos selecciones. Algo que casi no ocurrió y que fue evitado por los arqueros cuando pudo haber pasado, sellando el 1-0 definitivo instalado en el marcador desde los 51 minutos de juego. 


Francia ya está en la final y parece ser el gran candidato a ganar el Mundial pero para ello debe dejar de ser una teoría y convertirse en realidad, habrá que esperar para ver si puede hacerlo.