Los Juegos Olímpicos de la Juventud dejaron de ser un sueño a futuro para convertirse en una realidad para los 141 argentinos que formarán parte de la delegación que ya está instalada en su gran mayoría en la villa olímpica. Y uno de ellos competirá en las pruebas de saltos ecuestres.
Richard Kierkegaard tratará de darle una medalla a la Argentina, en una disciplina que tiene una variante distinta a las demás: se debe generar un vínculo con un caballo para lograr rendir al máximo posible. Y por si fuera poco, los caballos a disposición serán sorteados para todos los atletas que compitan, algo que inevitablemente le da importancia a la suerte para el joven que cumplirá 16 años el próximo mes.
“Estar en Buenos Aires 2018 es cumplir un sueño para mí, porque trabajé mucho para esto. Tener la posibilidad de vivir un Juego Olímpico es una experiencia única”, afirma Kierkegaard, quien pone por encima de todo la emoción de representar a la Argentina: “Es algo que nunca voy a poder describir, es un orgullo y una emoción tan grande que no me alcanzan las palabras”.
Más allá de que hay un objetivo, el argentino cree que la suerte puede llegar a influir en el resultado: “Me plantié dar todo de mí. Es clave tener suerte porque se compite con caballos sorteados, pero siempre me plantié dar todo para llegar a la medalla de oro, que es lo que más quiero”.
“Cambia en todo sentido tener que competir y trabajar con un caballo” explica el atleta y representante Olímpico juvenil. “Estás haciendo un deporte con un animal que pesa más de 500kilos, que no habla tu idioma, y aún así te tiene que entender y lograr conectar para lograr lo mejor de cada uno y llegar a tener una performance exitosa”. En unos pocos días, tendrá que generar ese vínculo cerrado con el caballo que le toque ya que “cada uno tiene su carácter y sus habilidades”.
Para alguien que nació en una familia relacionada con este deporte y con constante contacto con caballos, este sueño arrancó muy pronto. “Desde el primer día que empecé a saltar y a competir, mi foco era seguir creciendo y tener una buena carrera deportiva, con una ambición enorme”, dice Kierkegaard sobre la forma de encarar esta actividad. “No tuve un momento o resultado que cambió mi forma de pensar, aunque cuando me enteré de la posibilidad de estar en Buenos Aires 2018, empecé a entrenar más duro en mi parte física. Esto fue una motivación enorme que me ayudó a seguir creciendo”.
Más allá de que su enfoque estará en lo que pase en el Club Hípico Argentino, donde buscará quedarse con una medalla y un rendimiento para destacar, Richard Kierkegaard también sueña a futuro: “Mi sueño más grande siempre fue llegar a Tokyo 2020, y todavía voy a luchar por ese sueño porque estoy en la edad exactamente justa, más allá de que hay factores que no dependen de mí. La Argentina se tiene que clasificar como país y por mi edad no puedo ayudar, pero igual estoy en camino y es lo que más quiero”.
Sus inicios o sus sueños a futuro seguramente quedarán en un plano secundario, ya que ahora Buenos Aires 2018 es una realidad y la Argentina tiene a su representante en equitación para buscar una medalla y ver el crecimiento de un atleta que tiene mucha carrera por delante.