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viernes 13 de julio de 2018

Las claves de la final

El domingo se cerrará el telón de una nueva edición mundialista que tendrá a Francia y a Croacia como protagonistas, dos selecciones que tienen características muy distintas en cuanto a la búsqueda del resultado, la posesión de la pelota y la manera de defender.



La Selección francesa dirigida por Didier Deschamps se caracteriza principalmente por su vértigo y velocidad. Debido a la rapidez con la que se desenvuelven sus atacantes con espacios en campo rival y al no tener una salida muy clara desde el fondo, los galos apuestan a los ataques directos y no suelen preocuparse por tener la posesión de la pelota.  N’ Golo Kanté, Blaise Matuidi y Paul Pogba son los mediocampistas del equipo, más identificados por ser fuertes físicamente, dinámicos y veloces que por ser jugadores posicionales de pase. Oliver Giroud, el centrodelantero, suele jugar como poste para ser descarga de Antoine Griezmann, Kylian Mbappé y los volantes.


Francia suelta a sus dos laterales, Lucas Hernández y Benjamin Pavard, muy a menudo. Un ejemplo de esto es el segundo gol que los galos le propinaron a Argentina, en el cual el lateral del Atlético de Madrid desbordó y el del Stuttgart finalizó la jugada con un golazo de afuera del área. Sin embargo, pese a brindarle diversas opciones en ataque, puede resultar ser una debilidad en el fondo, sobretodo porque los centrales, Raphael Varane y Samuel Umtiti, tienen dificultades a la hora de salir a cubrir a los costados, ya que ambos se sienten más cómodos a la hora de defender jugadas frontales.


Para recuperar el balón, Francia suele agruparse y achicar los espacios de elaboración de sus rivales, para así cortar los circuitos de juego rápido y buscar con envíos verticales a sus delanteros de contragolpe, principalmente a Mbappé, que demostró que con su velocidad y capacidad para encarar en el uno contra uno, puede ser letal para cualquier defensa. Contra un rival que apuesta a la tenencia como Croacia, y que suele quedar mal posicionado por el adelantamiento de sus mediocampistas, puede llegar a ser decisivo.



La búsqueda de los croatas para abrir los partidos es totalmente diferente a la de su adversario. Con jugadores en la mitad de la cancha como Marcelo Brozovic, Ivan Rakitic y Luka Modric, los balcánicos tienen la garantía de una correcta circulación de la pelota, un buen panorama y visión de juego.  La conexión de estos mediocampistas con Ivan Perisic, Ante Rebic y Mario Mandzukic mediante un pase al espacio puede lastimar a cualquier adversario. La velocidad de los jugadores del Inter y del Eintracht Frankfurt y el juego aéreo del atacante de la Juventus son las principales armas en ataque.


No obstante, la influencia en la ofensiva de los volantes puede provocar que el equipo quede mal posicionado, que ante un rival contragolpeador como Francia puede ser muy riesgoso. Para contrarrestar esto, los dirigidos por Zlatko Dalic apuestan por una presión alta en conjunto, y frente a los galos, que no se destacan por el manejo del balón, puede llegar a ser una ventaja. No obstante, las tres prórrogas que disputó Croacia probablemente impidan que puedan sostener un ritmo elevado de presión durante los noventa minutos.



El domingo será la tan ansiada final y se sabrá si se impone la velocidad y el contraataque francés o la tenencia y la presión de los croatas. Lo cierto es que uno de los dos seleccionados quedará en la gloria grande del fútbol mundial cuando acabe el partido.