El primer tiempo fue más que complicado para Colombia, porque se encontró con un rival que salió a neutralizar su juego y lo hizo con éxito. James Rodríguez y Juan Fernando Quintero no pudieron juntarse y no lastimaron en zonas de ataque, lo que generó que Radamel Falcao no consiguiera conectarse con el equipo, y terminó quedando aislado.

Senegal, por su parte, aprovechando la potencia y velocidad de sus futbolistas, optó por un estilo con menos elaboración, pero con mucho vértigo. Movió el balón con rapidez a zonas de ataque y por momentos provocaron sociedades interesantes en la ofensiva, como la del minuto 16, quedejó al delantero del Liverpool, Sadio Mané, en posición de gol, pero Davinson Sánchez lo cortó y el africano cayó dentro del área. El árbitro Miloard Mazic sancionó penal, pero luego se desdijo al revisarla en el VAR. Una buena para el combinado colombiano, que encima de jugar incómodo por un adversario dominador, sufrió la baja de su mejor jugador, James, que debió ser sustituído a la media hora de partido por Luis Muriel.

El complemento comenzó totalmente distinto, con Senegal totalmente replegado, ya sin el vértigo y la intensidad que supo mostrar en la primera parte. Colombia, con más ímpetu que fútbol, fue a buscar el gol que le permitiera ponerse en ventaja y lograr la clasificación. El tanto finalmente llegaría, de la mano, otra vez como contra Polonia, de Mina, de cabeza tras un corner a los 74 minutos.

A partir de allí, Senegal salió desesperadamente a empatar, porque el gol cafetero eliminaba a los africanos y clasificaba a los sudamericanos. Pero el combinado dirigido por Pekerman lo aguantó bien, y finalmente, consiguió el triunfo y jugará los octavos de final.

 Por el lado de los Leones de Terenga, el fair play los condenó. Al igualar con Japón tanto en puntos, como en diferencia de gol y en conversiones a favor, la cantidad de tarjetas fue determinante para desempatar y Senegal tenía dos amarillas más, lo que le permitió a los nipones clasificar a la siguiente ronda.