De mayor a menor. Así parece ser el andar de los Leones en la competencia en la ciudad holandesa. Tras un buen debut contra los locales, los argentinos empezaron a dejar puntos en el camino, y ahora meterse en un en el duelo decisivo es una epopeya. Los fallos en la jugada quieta, tanto en ataque como en defensa fueron clave para la victoria asiática.

Desde lo anímico, el orden y lo numérico, la caída fue inapelable. Si bien el tramo inicial del encuentro mostró cierta paridad, hasta con momentos de predominio de los campeones olímpicos, la ventaja llegó para Pakistán a los 10 minutos. Muhammad Irfan Jr puso arriba a su equipo, para empezar su construir el primer éxito del certamen.

La respuesta llegó gracias a la igualdad transitoria de Matías Paredes, que firmó el 1-1 cuando se extinguía el segundo cuarto del duelo. Uno de los principales déficits de los Leones fue que no pudieron sacarle provecho a los córneres cortos, algo que ya se había evidenciado en la igualdad frente a Bélgica, donde Gonzalo Peillat, especialista en este tipo de jugadas, no pudo hacer pie para desnivelar. Ninguna de las tres oportunidades pudo romper con el bloqueo rival.

El tercer y el cuarto período fueron determinantes para explicar la derrota. Con el cansancio acumulado, la frustración de no poder desbalancear en ataque, los albiceleste se descuidaron en el fondo y dieron facilidades para las conquistas pakistaníes. Mubashar Ali, Ajaz Ahmad y Muhammad Aleem Bilal se anotaron en el tanteador para sellar un contundente 4-1, que relega las chances de los argentinos de meterse en el partido final para definir al campeón.

De esta manera, y a la espera del resto de los partidos de la jornada, los Leones quedaron con cuatro unidades en la cuarta ubicación de la tabla del todos contra todos. En la próxima fecha, la última de esta fase, los dirigidos por Germán Orozco se medirán contra el líder del ránking mundial, Australia.