Estar 2-0 en las Finales de la NBA no quiere decir que esté todo liquidado, y el mejor ejemplo es lo que pasó en el 2016. Sin embargo, Golden State Warriors disfruta de volver a ponerse en esa situación, derrotando 122-103 a Cleveland Cavaliers en el Oracle Arena.

A diferencia del primer partido, los Warriors sacaron rápidamente una buena diferencia y la mantuvieron casi todo el partido, teniendo a Kevin Durant y a Klay Thompson muy efectivos con sus tiros. Y por si fuera poco, Stephen Curry hizo delirar a los fanáticos con sus triples.

El local comenzó con un parcial de 15-6 producto de meter sus primeros 7 intentos al aro, aunque el marcador se apretó y al final de los primeros 12 minutos sólo había 4 de distancia. Ahí es cuando Golden State mejoró defensivamente, y Curry encontró espacio para lastimar con el triple, mientras Durant anotaba de manera consecuente, para el 59-46 a su favor con el qeu terminaron la primera mitad.

Así como los Warriors suelen sacar diferencia en el tercer cuarto por la energía con la que salen a jugar, no pudieron hacerlo en esta ocasión. LeBron James tuvo un buen pasaje y Kevin Love se reencontró con el triple, aunque así como cortaron bastante la diferencia después no pudieron cerrar bien y al último período la diferencia era de 10.

Muy difícil parece ganar un partido cuando Curry tiene un rendimiento como hoy, sobre todo en el tramo final. Metió triples saliendo del dribbling, desde la esquina, en movimiento casi sin tiempo en el reloj, y con una falta incluida de Love. Esta noche logró el récord de triples convertidos en un partido de las Finales de la NBA, con 9. Y la historia terminó 122-103 para el campeón defensor.

El miércoles desde las 22 se jugará el tercer juego de la serie, ahora en el Quicken Loans Arena. Los Cavaliers deberán hacerse fuertes en su estadio, ya que de caer nuevamente quedarán al borde de la eliminación, y los Warriors, del título. La localía suele pesar en la liga, pero habrá que ver que pasa en los próximos juegos.