A pesar de haber terminado 8° en el Este, Chicago Bulls sufrió la baja de sus dos máximas figuras para darle lugar a un plantel renovado y muy jóven. Pese a eso, en la previa fue considerado como la peor franquicia de la liga, con lo que deberá demostrar que está para mucho más de lo que se dice.

Como llega: Ganó 41 de sus 82 encuentros, llegando con lo justo a postemporada y siendo eliminado por Boston Celtics en primera ronda de Playoffs. Después de la temporada 2007/08 se había iniciado una gran etapa donde sólo en la campaña del 2015/16 había quedado afuera de los 8 mejores de la Conferencia Este. Ahora el desafío es mantener el momento de forma que arrastra.

Con otros rumbos: Dwyane Wade acordó su salida y se incorporó a Cleveland Cavaliers, y Jimmy Butler fue traspasado a Minnesota Timberwolves a cambio de Zach Lavine y Kris Dunn. Además, Michael Carter-Williams se fue a Charlotte Hornets, Joffrey Lauvergne firmó con San Antonio Spurs, y fueron cortados Rajon Rondo e Isaiah Canaan.

Se ponen la camiseta: La apuesta es por tener un plantel jóven y de jerarquía. Lavine y Dunn vienen a liderar con todo su potencial, junto con Lauri Markkanen, drafteado 7° este año. Además, se incorporaron Justin Holiday (ex New York Knicks), David Nwaba (ex Los Ángeles Lakers), Quincy Pondexter (ex New Orleans Pelicans) y Diamond Stone (ex Los Ángeles Clippers).

Llave de la temporada: Tomar las decisiones correctas a lo largo de la temporada. Lavine está en su último año de contrato pero los problemas que arrastra con su rodilla son una incógnita acerca de si le deben ofrecer un contrato alto o dejarlo ir. Además, al final de esta campaña tendrán presupuesto para ir fuerte en el mercado de agentes libres, y si no tuvieron un buen año pueden apostar al draft también.