Una nueva era se viene para los Pistons, y esto es porque después de largos años volverá a jugar en Detroit, en lo que ahora será su nuevo estadio. La previa de esta franquicia te la trae Línea de Fondo.
La temporada que se aproxima tiene un gusto especial para Detroit Pistons, y esto pasa por afuera de lo estrictamente deportivo. La gran novedad de la franquicia es que abandonará Auburn Hills (localidad del estado de Michigan), que fue el lugar donde jugaron como local por las últimas casi cuatro décadas. Ahora se jugará precisamente en Detroit, en el Little Ceasars Arena.
Como llega: el récord de 37-45 fue decepcionante en una Conferencia del Este que tuvo menos competencia que la del Oeste. Esto se dio también por los problemas de lesiones de Reggie Jackson, que podría haber sido la figura en la temporada. Fue un retroceso con respecto a la campaña anterior, donde sí llegaron a Playoffs con el 8° lugar.
Con otros rumbos: Kentavious Caldwell-Pope fue quizás la baja más sensible, arreglando seguir su carrera en Los Ángeles Lakers. Aron Baynes se fue a Boston Celtics al igual que Marcus Morris para acordar la llegada de Avery Bradley, mientras que Darrun Hilliard fue enviado a Houston Rockets. También fue cortado Michael Gbinije.
Se ponen la camiseta: Bradley viene con la experiencia de ser clave en la defensa de los Celtics, pero ahora también podrá llevar las riendas en ataque. Como agentes libres firmaron contrato Langston Galloway, Eric Moreland, y Anthony Tolliver, los tres con último paso por Sacramento Kings. Además, con el elección número 12 del último draft incorporaron a Luke Kennard, escolta de 1.98 metros salido de la universidad de Duke.
Llave de la temporada: crear un atractivo en la ciudad que atraiga estrellas de la liga. Finalmente Detroit se convierte en una gran ciudad en cuanto a lo deportivo, ya que aloja 4 franquicias de las distintas disciplinas. Puede crecer en lo económico y en el futuro albergar a un equipo de campeones.