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jueves 20 de junio de 2019

Otro hito para seguir creciendo

La Selección Argentina de fútbol femenino culminó su mejor rendimiento en un Mundial, convirtiendo sus primeros goles y sumando sus primeros puntos pese a que no alcanzó para pasar de ronda. Los puntos más salientes que ayudan a comprender este logro.

El contexto siempre es determinante para valorar la situación de una Selección. Recién al entender la situación de esta disciplina, que hace unos años que comenzó a crecer notablemente, se puede explicar las reacciones de las jugadoras argentinas al empatar contra Japón, o incluso su llanto antes de que Florencia Bonsegundo pateara el penal en el duelo ante Escocia, con el desenlace incierto y todavía en desventaja en el marcador.


La Selección femenina llegó a estar unos años sin jugar partidos internacionales, hasta que poco a poco las cosas empezaron a normalizarse. Sin embargo, el apoyo de la AFA tardó en llegar, y muchas veces las jugadoras debieron salir ellas mismas a visibilizar sus problemas en los medios de comunicación. Pero aun llegando a sentir la falta de consideración, siempre dieron todo por la camiseta.


A nivel local, el fútbol femenino en la Argentina recién comienza a ser profesional, con todo lo que significa poder vivir de este deporte para llegar al máximo potencial posible de rendimiento. Y con todo ello, la clasificación al Mundial de Francia ya era histórico por sí mismo con la gran victoria sobre Colombia en la Copa América, y habiendo superado a Panamá en el repechaje a la máxima cita futbolística.


La tercera aparición de la Selección en un Mundial tenía como sus dos antecedentes Estados Unidos 2003 y China 2007. En ambos casos, las participaciones terminaron sin puntos ni goles, lo que marcaba la gran distancia que había ante sus rivales en este evento de máximo nivel.


Con dos rivales de primer nivel en el grupo, el entrenador Carlos Borrello pensó un equipo que se concentre en el compromiso por defender, para pensar en atacar sin demasiados riesgos y como consecuencia del trabajo en el campo propio. Apostó a un equipo con pocos cambios, confiando en Estefanía Banini y en Bonsegundo como las constructoras en ofensiva, y siendo muy reticente a arriesgar en los finales de los partidos.


El primer partido fue nada menos que contra Japón, que ganó el Mundial 2011 y fue subcampeón en 2015. Las argentinas se plantaron de tal manera que sus rivales necesitaban explotar al máximo sus habilidades y su creatividad para poder marcar, cosa que no consiguieron. Las asiáticas casi no pudieron probar la resistencia de Vanina Correa en el arco, y el resultado fue un 0-0 que fue festejado por lo que representaba para la Argentina sumar su primer punto en la historia de los Mundiales.


La misma fórmula se buscó ante Inglaterra, rankeada por la FIFA todavía mejor que las japonesas. Y las dominadoras del  grupo mostraron mucha más capacidad para llegar al área, tanto es así que Correa poco a poco se hizo la gran figura de la cancha. Esta percepción se amplificó todavía más cuando Ruth Bravo le cometió penal a Alex Greenwood, pero Nikita Parris vio como la arquera evitó una vez más la caída de su arco.


Sin embargo, la resistencia no duró hasta el final y Jodie Taylor convirtió tras una buena asistencia de Bethany Mead para que Inglaterra se ponga en ventaja, algo que había buscado por todas las vías posibles. Y en desventaja, Borrello no quiso arriesgar demasiado en búsqueda del empate pensando en que todavía quedaba un duelo más, por lo que Argentina terminó con dos tiros al arco contra 17 de sus rivales.


Con hasta ese momento una actuación mucho más que digna, el último rival era Escocia, Selección debutante en un Mundial pero con varias jugadoras militando en la Premier League inglesa. De ambas partes se sabía que una victoria significaba tener buenas chances de seguir en carrera, lo que hizo el duelo muy atractivo.



El 4-5-1 de las primeras dos presentaciones cambió para este partido a un 4-4-2, aunque Banini, pensada inicialmente como la delantera al lado de Soledad Jaimes, cada vez tuvo que bajar más a buscar la pelota. Igualmente, se mostró otro compromiso con ir a buscar el gol, y a los 16 minutos Mariana Larroquette llegó a cabecear una pelota que dio en el travesaño.


Pero todo cambió muy rápido para las argentinas. Kim Little puso el 1-0 a los 19 para las escocesas, y en el segundo tiempo Jennifer Beattie amplió la ventaja para que la ilusión corra riesgo de apagarse. Y ni hablar de cuando Erin Cuthbert puso el tercero. Pero no es la primera vez que estas jugadoras  peleaban contra la adversidad.


Los ingresos de Dalila Ippolito, de 17 años, y de Milagros Menéndez, de 22, renovaron energías y le dieron otra agresividad ofensiva al conjunto de Borrello, que había sacado a Banini y a Jaimes con lo cual la búsqueda del gol aumentaba más por ganas que por cantidad de nombres ofensivos. Apenas ingresadas ambas, Ippolito asistió a Menéndez para descontar por primera vez.


Con algo de complicidad de la arquera Lee Alexander, Bonsegundo marcó de larga distancia y cayó al piso de la alegría de marcar en un Mundial, algo que parecía difícil hasta de imaginar años atrás, cuando la Argentina ni siquiera competía. Y con todos estos condimentos, la Selección seguía buscando.


Sobre el final, con la ayuda del VAR una infracción en el área rival sobre Aldana Cometti se transformó en penal para la Argentina. En la posibilidad de dar que hablar una vez más, con una gran remontada en pocos minutos.


La imagen del banco de suplentes, una vez más, se entiende por el contexto de estas jugadoras que una vez tuvieron que salir a pedir que la AFA las ayude con aspectos básicos para poder competir normalmente en Sudamérica.  Más de una lloraba, mientras Bonsegundo tomaba la pelota y se disponía a patear, todavía sin saber si iba o no a ser gol.


Pese a que Alexander lo contuvo en primera instancia, el VAR nuevamente actuó determinando que la arquera se había adelantado, con lo cual el disparo se volvió a efectuar. Y con ese remate bajo al medio, la número 11 argentina hizo festejar a todo un plantel que vivo con la expectativa de competir, y quedó 3º en el grupo D del Mundial, habiendo evitado la derrota en dos de los tres encuentros.


Era muy difícil depender de dos empates entre cuatro Selecciones que iban a salir a ganar para quedar entre las mejores terceras, y tal es así que no se dio. Pero poco le importará a una Selección que sumó no sólo en resultados y en jugarle a rivales de elite, sino también en seguir construyendo este crecimiento del fútbol femenino, y en hacerse notar. Porque la Argentina se detuvo para hablar de ellas.