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domingo 11 de noviembre de 2018

¿Quién llega mejor?

Nota de Opinión
Después de un empate que tuvo de todo, Boca y River definirán al campeón en el Monumental. Las claves de uno de los clásicos más atrayentes de los últimos años estuvieron en las áreas. Los arqueros y delanteros, figuras.

Se hizo desear. Desde su postergación a causa de las copiosas lluvias de ayer, el reloj parecía correr más lento. La tensión y la expectativa por el arranque del partido copó todos los portales de los diarios, y en cada red social a la que se entraba los colores azul y amarillo y rojo y blanco eran la diana de todas las interacciones.


Tras un ingreso acorde a la circunstancia, Boca y River saltaron al campo de La Bombonera, centro de toda atención. ¿Estará pesada o rápida? ¿No más charcos? Nada de eso. Acostumbrados a los duelos constantes, sólo en dos años se vieron en 10 ocasiones entre amistosos y competiciones oficiales, el clásico tuvo de todo, pero siempre había dejado una deuda a nivel juego. Este, tan distinto a todos los anteriores, se diferenció y mostró a dos equipos leales a su estrategia y supo mostrar momentos de alto vuelo e intensidad.


El 2-2 lleva al Monumental la histórica definición. Abierta y con una leve inclinación en favor a River, que pretenderá hacer pesar la localía para quedarse con la ansiada Copa Libertadores. Aunque los dos planteos tienen motivos de sobra para creerse superior en los 90 minutos que restan. Ilustres entrevistados se refirieron en la previa a cómo se enfrentan este tipo de encuentros, y "se definen por detalles" fue una moneda corriente. Y así fue. Una atajada enorme de Franco Armani, las apariciones de Rossi en el arco xeneize, la efectividad de la delantera local o el empuje de Lucas Pratto. Todos detalles.


Posicionarse en el resultado final de la ida sin tener en cuenta los distintos aspectos que fueron clave para llegar hasta ahí puede ser engañoso. El equipo de los Mellizos Barros Schelotto sufrió buena parte del primer tiempo y volvió a repetir errores, más que nada en el sector de Leonardo Jara. El lateral no hizo pie para contener los avances millonarios, y quedó en evidencia. Pero supo suplir ese déficit con algo que en la historia reciente había perdido. Con el ímpetu de trabar cada pelota como si fuera la última, Nández y Barrios se plantaron para acomodar a sus compañeros y darles lugar a los atacantes para pesar en campo rival.


Los goles, alimento de un trámite por momentos frenético, llegaron por vías diferentes. River propuso el juego y el ritmo, mientras que Boca, sin ser dominador y lejos de explicarse en la cancha se las arregló para conseguir emparejar la intensidad. Una arremetida y la pelota parada apareció para suplir la falta de fluidez del anfitrión, que además vio como uno de sus emblemas salía lesionado en el arranque de las acciones. Por su lado, River mantuvo su libreto, fue más aunque Rossi le cerró los caminos en lo que podía haber sido una ventaja inmejorable.


¿Quién llega con más aire a la definición? River tuvo un premio y Boca se quedó con gusto a poco, pero el panorama quedó abierto. Los jugadores se encargaron de eso al adaptarse a los cambios repentinos durante los 90 minutos. En otra instancia, el equipo de Gallardo se alzaría letal en su estadio, pero fue la contundencia de la delantera del elenco de La Ribera la que se encargó de darle vida.


Párrafo aparte para los arqueros: uno imbatible, el otro discutido. Los dos fueron fundamentales para explicar el primer partido chico. Armani se hizo gigante frente a Bendetto para ponerle el candado al 2-2, y Agustín Rossi apareció cuando el rival era más y se sacó de sus espaldas toneladas de críticas. El 24 de noviembre será la fecha señalada para el broche de oro que entregará a un nuevo campeón. El fútbol del bueno parece estar asegurado.