Chacarita no se resigna y mantiene con vida la ilusión de quedarse en primera división. Le ganó con polémica 2-0 a Estudiantes en Quilmes, Mauro Matos -de penal- y Nahuel Menéndez, los goles, y sigue soñando con el milagro.

El conjunto Funebrero logró abrir el marcador luego de la primera decisión introvertida de Néstor Pitana, quien cobró un penal por una supuesta mano de Leandro Desabato que la tenía pegada al cuerpo, y que tampoco sancionó, complicidad del árbitro asistente, que en la jugada previa al disparo de Juan Imbert que culminó en la pena máxima la pelota se había ido del terreno de juego antes del despeje del arquero Daniel Sappa, que llegó forzado tras un mal pase de Jonathan Schunke. Poco le importó todo esto a Matos, que con un disparo potente a la izquierda puso el 1-0 sobre el cuarto de hora de juego.

Con la desventaja en el resultado, y habiéndose sentido perjudicado por la terna arbitral, el Pincha cayó en el nerviosismo y no pudo volver a partido. Fue en busca del empate con más empuje que juego, buscó con centros desde los costados conseguir un cabezazo salvador, pero se encontró con una férrea defensa de Chacarita que sacó todo lo que le tiraron.

El segundo tanto de los de San Martín llegó con otra polémica. Luego de uno de los tantos tiros de esquina con los que contó Estudiantes y no supo aprovechar, la pelota quedó dividida entre Iván Gómez y Matías Rodríguez, quien sujetó al jugador del Pincha y le ganó la posesión con falta, a lo que Pitana dejó seguir para que el de Chaca siga con el balón en los pies y habilite a Menéndez, que partió desde su propio campo y mano a mano con Sappa, lo dejó en el camino y definió con el arco vacío para poner el 2-0 a los 5 minutos del complemento. A partir de ahí el nerviosismo en los de La Plata fue total y no supieron cómo ir en busca del descuento. Los cambios desde el banco tampoco le sumaron juego y la pelota aérea, a lo que apostaron todo el encuentro, fue siempre devuelta por la dupla central del Funebrero, que ganó y se ilusiona con quedarse en la máxima categoría del fútbol argentino, aunque saben que no es fácil, nadie le quita el sueño a sus jugadores.