Talleres no jugó bien en su visita a Tigre y dejó pasar la chance de seguir acercándose a Boca, que si gana le sacará 11 de ventaja. No supo aprovechar el hombre de más durante todo el complemento por la expulsión de Sebastián Prediger y para completar la tarde Lucas Olaza desperdició un penal.

El encuentro comenzó favorable para el Matador, le tapó la generación de juego a los cordobeses y le jugó a espaldas de los volantes generándole peligro en el arco de Guido Herrera. Con las ocasiones llegaron las primeras polémicas de la noche. Pablo Guiñazú fue al piso, la pelota rebotó en el brazo y todo el Monumental de Victoria pidió penal. Lo mismo ocurrió a la salida de un córner cuando Denis Stracqualursi fue tomado por Javier Gandolfi pero Mauro Vigliano dijo siga siga.

Cuando la T supo posicionarse en el campo a través de Juan Ramírez comenzó a arrimar el área de Julio Chiarini. Y fue al mismo Ramírez a quien voltearon en el área y ahí si el árbitro señaló el punto penal sobre los 36 minutos de la primera mitad. El encargado de hacerse cargo fue el uruguayo Olaza, quien nunca había errado un penal hasta ahora, pero siempre hay una primera vez para todo y el disparo del lateral se fue afuera. Encima las malas no iban a parar para Tigre, que en el tiempo de descuento se quedó con uno menos por la doble amarilla de Prediger.

El complemento no cambió demasiado la ecuación y Talleres no supo aprovechar el hombre de más que tenía. El Matador se replegó atrás y apostó a una contra mientras que los cordobeses explotaron las bandas. Lo tuvo Leonardo Godoy por arriba de Chiarini, pero el arquero con un gran manotazo le ahogó el grito. Santiago Silva cabeceó solo desde el punto de penal y la pelota se fue besando el palo, y en la última Daniel Imperiale le sacó sobre la línea un disparo a Ramírez.

Sin jugar bien la T lo pudo haber ganado sobre el final pero dejó pasar la chance y si Boca gana el lunes frente a Argentinos le sacará 11 puntos de distancia.