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jueves 22 de febrero de 2018

La era de los errores

Nota de opinión. En una semana donde el arbitraje estuvo -y estará- en la mira todavía más que los jugadores, la tecnología ayuda a visualizar fallos por doquier. Está en nosotros contemplar errores menores y castigar los groseros, así como ayudar a que se reduzcan.

Terminada una fecha con grandísimas polémicas en la Superliga, Independiente sufrió la expulsión de Fernando Amorebieta con la ayuda del VAR ante un árbitro que, en un primer momento, parecía indeciso. Esto evidencia que el uso de la tecnología, cada vez aplicada de mayor manera en el mundo del fútbol, pone en evidencia mucho más cualquier tipo de fallo, y la era digital no hace más que ayudar a que esto suceda.

Hoy en día, cada cobro se analiza con varias cámaras, para que los fanáticos desde sus casas puedan ver más detenidamente lo que un árbitro o juez de línea tuvo fracciones de segundos para procesar. No estamos hablando de un offside de dos metros, sino esos en los que medio pie estaba en posición adelantada. Esas jugadas de las cuales sin cámaras serían imposibles de distinguir, hoy en día la tecnología nos lo deja servido a nuestros ojos.

Por el otro lado, la presión que se viene ejerciendo hacia las ternas arbitrales, hay que reconocerlo, es enorme. No sólo de los hinchas estamos hablando. Los periodistas son terminantes ante los errores, así como a veces no lo son con los jugadores o con ellos mismos. Los jugadores quieren ganar su partido, pero también le quieren ganar a los jueces, fomentando cada vez más la simulación y la protesta como dos de los métodos más habituales de hoy en día.

Si queremos que el arbitraje deje de discutirse casi tanto como lo futbolístico, no podemos pretender que eso suceda sin dejar de crear un ambiente hostil hacia los que tratarán de impartir justicia en el juego. Un árbitro no sólo tiene que controlar el juego hoy en día, sino que también tiene que controlar los ánimos de los jugadores para que no le vayan las cosas de las manos, pero así y todo sabe que si toma muchas decisiones en contra de un equipo (estén fundadas o no), eso también le será contraproducente. Y todo en menos de un segundo, mientras que después la jugada se pueda ver por días o semanas.

Quizás los árbitros puedan dirigir con más tranquilidad si no tuvieran la constante presión de todo protagonista y espectador de este deporte. Tal vez, si no castigamos severamente a un árbitro en los errores muy pequeños o menores, un árbitro o un juez de línea pueda tomar con mayor facilidad una decisión importante. Todavía más utópico sería pensar que, en un futuro, los futbolistas no abusen del recurso de tirarse en el área para que los penales sean cobrados sin interrogantes previos. Hay que exigir que las autoridades de los partidos estén a la altura, pero también se podría considerar que jugadores, dirigentes e hinchas también intenten estarlo.