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Estamos matando el fútbol
Que el VAR sí, que el VAR no. Que necesitamos la tecnología para eliminar de una vez por todas los errores arbítrales, que el fútbol debe ser más transparente. Entre las discusiones que hoy dominan el ambiente hay una sola realidad: cada vez se habla menos de la pelota.
Un hombre por la calle le pregunta a un chico: “¿Viste como le robaron a Banfield?” y el chico responde que “no fue para tanto”. Una encuesta en las páginas deportivas pregunta: “¿A River lo están perjudicando?”. Prendo la tele, el zócalo marca: “Guillermo Barros Schellotto se reunió con el Presidente de la Nación”. Abro el whatsapp, en un grupo se discute (pensando que tienen los argumentos suficientes) si a Argentinos Juniors lo quieren enviar al descenso perjudicándolo con fallos erróneos. Todos hablan de fútbol, pero paradójicamente nadie nombra la pelota.
Nos está consumiendo. La política, el miedo, las falsas creencias y el mal nivel del arbitraje sudamericano. A todos alguna vez les tocó un fallo erróneo, todos fueron perjudicados en algún momento. Pasó en 1891 con la creación de la primer liga argentina, pasó en 1930 con la creación de la AFA y sigue pasando en la década de la tecnología. ¿La única diferencia? Hoy, estamos poniendo lo arbitral por sobre el balón.
Los jueces pudieron condicionar algún resultado, es verdad. Pero el mayor condicionante en todo partido es la pelota y como los jugadores la manejan. Entonces me pregunto ¿Por qué cambiamos de prioridades? Y a su vez pido, ruego, que nos olvidemos de los hombres vestidos de negro y resaltemos lo lindo del fútbol. Los cambios estuvieron presentes siempre, y siempre nos acoplamos.
El último fin de semana se habló más de política que de fútbol, los protagonistas fueron los árbitros en vez de los jugadores, las claves fueron los fallos y/o aciertos arbitrales en vez de jugadas. Nosotros estamos manchando el deporte, nosotros pasamos por alto la vuelta de Rodrigo Mora con gol incluido, nosotros nos perdimos el buen fútbol desplegado por Central gracias a un juvenil que comienza a demostrar en primera, nosotros nos perdimos el desempeño de los chicos de Banfield para jugarle de igual a igual al puntero del campeonato. Por eso insisto, nosotros somos los que estamos matando el fútbol.
Un hombre por la calle le pregunta a un chico: “¿Viste como le robaron a Banfield?” y el chico responde que “no fue para tanto”. Una encuesta en las páginas deportivas pregunta: “¿A River lo están perjudicando?”. Prendo la tele, el zócalo marca: “Guillermo Barros Schellotto se reunió con el Presidente de la Nación”. Abro el whatsapp, en un grupo se discute (pensando que tienen los argumentos suficientes) si a Argentinos Juniors lo quieren enviar al descenso perjudicándolo con fallos erróneos. Todos hablan de fútbol, pero paradójicamente nadie nombra la pelota.
Nos está consumiendo. La política, el miedo, las falsas creencias y el mal nivel del arbitraje sudamericano. A todos alguna vez les tocó un fallo erróneo, todos fueron perjudicados en algún momento. Pasó en 1891 con la creación de la primer liga argentina, pasó en 1930 con la creación de la AFA y sigue pasando en la década de la tecnología. ¿La única diferencia? Hoy, estamos poniendo lo arbitral por sobre el balón.
Los jueces pudieron condicionar algún resultado, es verdad. Pero el mayor condicionante en todo partido es la pelota y como los jugadores la manejan. Entonces me pregunto ¿Por qué cambiamos de prioridades? Y a su vez pido, ruego, que nos olvidemos de los hombres vestidos de negro y resaltemos lo lindo del fútbol. Los cambios estuvieron presentes siempre, y siempre nos acoplamos.
El último fin de semana se habló más de política que de fútbol, los protagonistas fueron los árbitros en vez de los jugadores, las claves fueron los fallos y/o aciertos arbitrales en vez de jugadas. Nosotros estamos manchando el deporte, nosotros pasamos por alto la vuelta de Rodrigo Mora con gol incluido, nosotros nos perdimos el buen fútbol desplegado por Central gracias a un juvenil que comienza a demostrar en primera, nosotros nos perdimos el desempeño de los chicos de Banfield para jugarle de igual a igual al puntero del campeonato. Por eso insisto, nosotros somos los que estamos matando el fútbol.