Se hizo costumbre la selfie antes de subirse al auto, en donde minutos más tarde los protagonistas subirán para conquistar los exigentes circuitos del calendario. Esto, algo impensado en tiempos en los que Nikki Lauda, Ayrton Senna o James Hunt formaban parte de las grillas. Pero con la llegada del hiperconectividad, son pocos los que quedan fuera de este fenómeno.

Los seguidores parecen cataratas de ojos que esperan que sus ídolos suban contenidos para explotar la publicación con corazones. El que es el rey en este mundo es Lewis Hamilton. El británico ostenta 5,7 millones de fanáticos que están pendientes de su actividad en Instagram, plataforma de fotos por excelencia, y a su vez, tiene una cifra similar en su Twitter oficial. El representante de Mercedes no sólo tiene más adeptos que la cuenta de su equipo, también supera a la de la F1 (3,9M).

Pero no todo son sonrisas y retratos en alfombras rojas para el actual campeón de la categoría. Desde el 2 de enero, todo su contenido fue eliminado sin dar explicaciones. Todo este episodio sucedió días después de que subiera a las redes un video en el que se lo ve burlándose de uno de sus sobrinos por estar vestido con la ropa de una reconocida princesa de Disney. Su fuerte presencia en los medios sociales estaba firmada con casi 3000 fotos en su usuario.

En este paradigma, hay un piloto que se sale de los estereotipos. Sebastian Vettel no tiene redes oficiales y, por elección personal, no parece que en un futuro cercano ingrese en este mundo virtual. En varias entrevistas con medios alemanes, el de Ferrari fue tajante: "No entiendo por qué hay que decirles constantemente a todos lo qué hacemos, dónde estamos, o quiénes somos". Sin estas herramientas, se las arregla para ser unos de los más populares y cotizados. Según el dato de Business Book, el año pasado se embolsó con 32 millones de euros sólo por el sueldo de la casa del Cavallino Rampante. Lo contradictorio de esto es que Kimi Raikkonen, su compañero de estructura y tildado de Ice Man por su frialdad a la hora de mostrarse en público, si está en las redes y atrapa en ellas a sus fanáticos.

Los pilotos de Red Bull también pisan fuerte en Instagram y en Twitter. Daniel Ricciardo, sumando ambas plataformas, alcanza 2,6 millones de seguidores. Pero la mayor actividad del australiano y el holandés, Max Verstappen, es el humor. Juntos, y de la mano de la firma de bebidas energizantes, son los encargados de promocionar los Grandes Premios. Para su visita a Japón se vistieron de samurái, y se animaron a hacerle frente a un luchador de sumo.

Los equipos también compiten entre ellos, y ahí es donde McLaren levanta la cabeza. Pese a que en la pista no tuvo una buena temporada, ocasionada por un mal desempeño a la hora de la puesta a punto del motor Honda, la casa inglesa está en el tope de tráfico de público. Sus 1,9 millones followers en la red de las fotos y filtros son la envidia de todos. Mercedes lo sigue de cerca con 1,8 y Ferrari se retrasa con 1,6. Renault quedó relegada con cerca de 500 mil seguidores.

Los departamentos de comunicación y marketing no dejan ningún cabo suelto. Entre las cuentas de los circuitos más populares, Silverstone se destaca entre el resto. Sus casi 100 mil de adeptos en Instagram ponen a la cuenta oficial del afamado trazado inglés al tope de esta tabla imaginaria.

La importancia de estar conectados con las audiencias es algo que desde Liberty Media, empresa norteamericana que capitanea a la categoría, quiere explotar en el futuro. El Piloto del Día ya lo eligen los usuarios al finalizar la carrera a través de la comodidad de sus celulares. Las historias desde los boxes ya es moneda corriente. ¿Se unirá finalmente Vettel a la movida?