El combinado francés sufrió, pero sacó adelante el tercer juego de la serie de Copa Davis frente a Bélgica. Fue un trabajado 6-1, 3-6, 7-6 (7-2) y 6-4. Mañana se define la historia con los singles.
La condición de favoritos los obligaba a lograr el segundo punto, y lo consiguieron. Ahora, con la ventaja de 2-1, los galos buscarán definir su décima Ensaladera de Plata de su historia.
De entrada, los franceses se disfrazaron de mosqueteros y metieron las estocadas necesarias para inclinar el marcador a su favor. Toda la solides y buena muñeca de Gasquet demolió las dudas de la dupla belga. Con dos quiebres rápidos, la confianza de los locales creció y encaminaron un set casi por paliza.
Lejos en el resultado de la manga, De Loore y Bemelmans apenas pudieron rescatar un juego y sufrieron un categórico 6-1 inicial. El poco peso en el juego en la red y la excesiva cantidad de errores de saque terminaron por ser la principal diferencia entre los equipos. Por su lado, los Blues contaron una efectividad inquebrantable sostenida por el aliento del público presente en la arena de Lille.
En el segundo set, las dudas aparecieron por el lado de Herbert y la cosa se puso cuesta arriba para los comandados por Yannick Noah. Gasquet se puso la dupla al hombro pero su esfuerzo no le alcanzó para evitar el 6-3 en contra. Los belgas se repusieron del tropiezo y levantaron la cabeza para empatar el duelo. Tras un quiebre por lado, la visita consiguió la diferencia definitiva para llevarse el parcial. ¿La clave? El bajón de los galos y la recuperación de Bemelmans, que se afirmó con su servicio y se animó a avanzar sobre los intentos contrarios.
Con el trámite igualado, el equipo de Bélgica se soltó y puso en aprietos a los franceses. Profundizaron el buen trabajo de la manga anterior, y lograron retrasar la reacción de sus contrincantes. El quiebre y su confirmación aparecieron en el 5-3 y todo parecía que capitalizarían la ventaja. Pero, nuevamente Gasquet levantó su nivel dio vuelta el asunto. Aprovechó algunas fragilidades y llevó la definición al Tie Break. Allí, los locales mostraron la versión demoledora inicial y lo liquidaron por 7-2.
La definición en favor de los Blues llegó en el cuarto periodo. Un quiebre justo cuando todo se encaminaba al golpe por golpe desbalanceó el duelo. La intensidad de De Loore no pudo sostener los errores de su compañero y el tramo final favoreció a los anfitriones. Un tranquilo 6-4 aseguró la existencia del quinto punto de la serie. Se dio la lógica. Mañana, Tsonga contra Goffin y, probablemente Pouille frente a Darcis sean los encargados de cerrar la final.